martes, 13 de octubre de 2015

OTOÑO EN EL VALLE DE BENASQUE



Cada época del año en la montaña tiene su carácter y su imagen, reflejo del ciclo vital que rige esta maravillosa naturaleza. Estación tras estación, el Valle de Benasque muda su vestuario.


Pero sin duda, es el otoño el momento de mayor intensidad visual y, por qué no decirlo, emocional.


Por si nos sabe a poco, el embalse de Eriste nos ofrece un duplicado de tan magnífica estampa.
  


Aunque la climatología no promete nada, nos dirigimos al Valle de Estós.


Seguramente el paseo será corto pero bonito, muy bonito.



Las agitadas aguas del barranco de Estós tendrán un momento de descanso en el embalse...


 ...donde las hojas tapizan su superficie.


Donde quiera que fijemos la vista, el color es el gran protagonista.



Bueno, habrá que seguir adelante. Empiezan a caer algo más que cuatro gotas.




Qué gran paradoja, que la vida necesite de la muerte para seguir su camino.



Llegando a la Cabaña de Santa Ana el valle se abre mostrándonos el esplendor de las magníficas laderas.




Es espectacular el contraste entre el variopinto bosque mixto y el perenne verde de los pinos.


Grande, grande este Pirineo nuestro.



 Huele a humedad, huele a vida.


 Abedules, arces, pinos, avellanos, serbales... Inacabable variedad.


En fin, aunque la lluvia no es intensa, quizá ya valga por hoy.


El recorrido ha sido breve como se preveía, pero visualmente muy intenso.


 De vuelta a comer en casita, en Castejón de Sos. Qué gran suerte poder vivir aquí.

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